martes, 1 de mayo de 2018

El hombrecito de mazapán


 
El hombrecito de mazapán.

Narrador: Había una vez un viejecito y una viejecita que se sentían muy solos porque no tenían hijos.
Un día la viejecita hizo un Hombrecito de Mazapán. Su chaquetita la hizo de chocolate y el gorro y los zapatos de azúcar reluciente.
Había acabado de poner pasas negras para hacer los botones de su chaquetita... cuando el Hombrecito saltó y salió corriendo de la casa, hacia el jardín y la calle.
El viejecito y la viejecita le persiguieron hasta el final del pueblo... pero él, riéndose, gritó:
Hombrecito: ¡Corred, corred lo más rápido que podáis! ¡No me podréis coger, pues soy el Hombre de Mazapán!
Narrador: Y no le pudieron coger. El Hombrecito de Mazapán pasó junto a una vaca blanca y negra que pasaba cerca del camino.
Vaca:¡Detente, Hombrecito de Mazapán! ¡Me gustaría comerte!
Narrador: Pero el Hombrecito se alejó corriendo y riéndose:
Hombrecito: Me he escapado de un viejecito y una viejecita, y también podré escaparme de ti. ¡No me podrás coger, pues soy el Hombre de Mazapán!
Narrador: Y la vaca no pudo cogerle. El Hombrecito de Mazapán corrió y corrió hasta que llegó a una granja en donde había algunos granjeros trabajando. Cuando le vieron, pararon de trabajar y le dijeron:
Granjero: Espera un poco Hombrecito de Mazapán, nos gustaría poderte comer.
Hombrecito: ¡Me he escapado de una viejecita, de un viejecito y de una vaca, y también podré escaparme de vosotros! ¡Corred, corred lo que podáis! ¡No me podréis coger, pues soy el Hombrecito de Mazapán!
Narrador: Entonces pensó que nadie podría cogerle, así que cuando un zorro comenzó a perseguirle en el bosque, él se rió:
Hombrecito: Me he escapado de una viejecita, un viejecito, una vaca y de una granja llena de granjeros. ¡Y también podré escaparme de ti! ¡Corre, corre lo que más puedas! ¡No podrás cogerme, pues soy el Hombrecito de Mazapán!
Narrador: Luego llegó a la orilla de un río y vio que no podía cruzarlo nadando.
Zorro: Salta sobre mi cola, yo te cruzaré.
Narrador: Cuando se habían alejado un poco de la orilla, le dijo el zorro:
Zorro: ¡Eres muy pesado para mi cola, Hombrecito de Mazapán, salta sobre mi lomo! Creo que ahí te estás mojando, salta sobre mi hombro. Oh, mi hombro se está hundiendo; ponte en mi nariz.
Narrador: Y el Hombrecito de Mazapán se colocó con cuidado sobre la nariz del zorro.
En aquel momento llegaron a la otra orilla del río, cuando de repente el zorro echó hacia atrás su cabeza... ¡para dar un mordisco!
Hombrecito: ¡Oh, soy una cuarta parte menos! ¿Cómo?, ¡ahora ya soy la mitad menos! ¡Por todos los cielos, ahora soy tres cuartas partes menos!
Narrador: Y después de esto, el Hombrecito de Mazapán nunca volvió a decir una sola palabra más.

El audio y vídeo de este cuento lo tienes aquí.

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