El
hombrecito de mazapán.
Narrador:
Había una vez un viejecito y una viejecita que se sentían muy solos
porque no tenían hijos.
Un
día la viejecita hizo un Hombrecito de Mazapán. Su chaquetita la
hizo de chocolate y el gorro y los zapatos de azúcar reluciente.
Había
acabado de poner pasas negras para hacer los botones de su
chaquetita... cuando el Hombrecito saltó y salió corriendo de la
casa, hacia el jardín y la calle.
El
viejecito y la viejecita le persiguieron hasta el final del pueblo...
pero él, riéndose, gritó:
Hombrecito:
¡Corred, corred lo más rápido que podáis! ¡No me podréis coger,
pues soy el Hombre de Mazapán!
Narrador:
Y no le pudieron coger. El Hombrecito de Mazapán pasó junto a una
vaca blanca y negra que pasaba cerca del camino.
Vaca:¡Detente,
Hombrecito de Mazapán! ¡Me gustaría comerte!
Narrador:
Pero el Hombrecito se alejó corriendo y riéndose:
Hombrecito:
Me he escapado de un viejecito y una viejecita, y también podré
escaparme de ti. ¡No me podrás coger, pues soy el Hombre de
Mazapán!
Narrador:
Y la vaca no pudo cogerle. El Hombrecito de Mazapán corrió y corrió
hasta que llegó a una granja en donde había algunos granjeros
trabajando. Cuando le vieron, pararon de trabajar y le dijeron:
Granjero:
Espera un poco Hombrecito de Mazapán, nos gustaría poderte comer.
Hombrecito:
¡Me he escapado de una viejecita, de un viejecito y de una vaca, y
también podré escaparme de vosotros! ¡Corred, corred lo que
podáis! ¡No me podréis coger, pues soy el Hombrecito de Mazapán!
Narrador:
Entonces pensó que nadie podría cogerle, así que cuando un zorro
comenzó a perseguirle en el bosque, él se rió:
Hombrecito:
Me he escapado de una viejecita, un viejecito, una vaca y de una
granja llena de granjeros. ¡Y también podré escaparme de ti!
¡Corre, corre lo que más puedas! ¡No podrás cogerme, pues soy el
Hombrecito de Mazapán!
Narrador:
Luego llegó a la orilla de un río y vio que no podía cruzarlo
nadando.
Zorro:
Salta sobre mi cola, yo te cruzaré.
Narrador:
Cuando se habían alejado un poco de la orilla, le dijo el zorro:
Zorro:
¡Eres muy pesado para mi cola, Hombrecito de Mazapán, salta sobre
mi lomo! Creo que ahí te estás mojando, salta sobre mi hombro. Oh,
mi hombro se está hundiendo; ponte en mi nariz.
Narrador:
Y el Hombrecito de Mazapán se colocó con cuidado sobre la nariz del
zorro.
En
aquel momento llegaron a la otra orilla del río, cuando de repente
el zorro echó hacia atrás su cabeza... ¡para dar un mordisco!
Hombrecito:
¡Oh, soy una cuarta parte menos! ¿Cómo?, ¡ahora ya soy la mitad
menos! ¡Por todos los cielos, ahora soy tres cuartas partes menos!
Narrador:
Y después de esto, el Hombrecito de Mazapán nunca volvió a decir
una sola palabra más.
El
audio y vídeo de este cuento lo tienes aquí.
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