¿Por
qué el agua del mar es salada?
Narrador:
Esto eran dos hermanos: uno rico y muy avaro, y otro muy pobre pero
generoso. Muchas veces el hermano pobre había ido a pedir ayuda a su
hermano rico, pero éste siempre lo despedía de malas maneras y
nunca jamás lo ayudaba en nada. Un día le dijo que si tenía
hambre, se fuese a comer piedras. El pobre, desesperado, decidió
tirarse al mar para que acabaran sus desgracias. Se subió a lo alto
de unas rocas que había en la playa para arrojarse desde allí
cuando apareció una viejecita que le detuvo y le dijo:
Vieja:
¿Qué vas a hacer desgraciado? ¿No ves que te vas a matar?
Pobre:
Precisamente eso es lo que yo quería. Estoy desesperado y sólo la
muerte puede sacarme de la penuria que me angustia.
Vieja:
No te desanimes que todo en la vida tiene remedio. Mira, yo te
protegeré. Te daré un molinillo al que no tendrás más que decir:
“Molinillo, muele”, y te dará lo que hayas deseado. Cuando ya
tengas bastante, no tendrás más que decir: “Molinillo, deja de
moler”.
Narrador:
Y dicho esto, la vieja sacó un molinillo de debajo de la falda, se
lo dio al hombre pobre y desapareció.
Entonces
el hombre se puso a pensar que le gustaría vivir en una casa
espaciosa con un huerto bien lleno de árboles frutales. Y cuando
acabó de pensar en esto, dijo:
Pobre:
Molinillo, muele.
Narrador:
Y en ese momento sus deseos se hicieron realidad. Nadie en el pueblo
podía explicarse tan repentina riqueza. Y el más sorprendido era su
hermano, que se sentía corroído por el gusano de la envidia. Así
que un día se presentó en su casa para preguntarle cómo había
prosperado tanto en tan poco tiempo. El hermano bueno se lo contó
todo. El hermano envidioso le pidió prestado el molinillo y el bueno
se lo dejó. En cuanto supo cómo funcionaba, salió pitando para su
casa sin saber que tenía que hacer para que parase de moler.
Y
pensando y pensando que le pediría al molinillo, se dijo para sí:
Rico:
“Este año la cosecha ha sido mala y seguro que la paja estará
cara, así que le pediré que muela paja”.
Narrador:
Y en ese momento dijo:
Rico:
Molinillo, muele.
Narrador:
Y enseguida comenzó a salir del molinillo paja y más paja, y venga
a salir paja. Se llenó su casa a rebosar y él quería que parara; y
no se cansaba de decirle:
Rico:
Molinillo, para, no muelas más paja, para; para que ya hay bastante,
para te digo, no hagas más, no hagas más paja .
Narrador:
Pero el molinillo no paraba, seguía echando paja, tanta que llegó a
la chimenea que estaba encendida. Entonces todo comenzó a arder.
Sólo quedó un montón de escombros. Todo se quemó de aquella casa,
todo menos el molinillo. Abatido al verse arruinado, el mal hermano
fue a devolver el dichoso molinillo. Pero el buen hermano se apiadó
de él y pidió al molino una casa como la que se había quemado.
Dicho y hecho.
La
fama del molinillo que molía lo que uno deseaba corrió por todo el
pueblo y un capitán de barco que salía de viaje fue a pedírselo
para enseñarlo a las gentes de las tierras adonde iba a cargar sal.
El hermano bueno, que era más bueno que el pan, se lo dejó y hete
aquí que cuando navegaban en alta mar un marinero le dijo al
capitán:
Marinero:
Capitán, me parece que podríamos ahorrarnos el viaje. Dígale al
molino que muela sal y así no tendremos que ir a buscarla.
Capitán:
Tienes razón. Molinillo, muele.
Narrador:
Y en ese momento el molinillo comenzó a moler sal y más y más sal,
y se llenó el barco de sal, y el molinillo seguía moliendo más y
más sal. Pero el capitán no sabía cómo pararlo: no sabía que,
para que dejase de moler, sólo tenía que decírselo. Tanta molió
que el peso de la sal hundió el barco y todos acabaron en el fondo
del mar. También el molinillo, que seguía moliendo y así seguirá
moliendo hasta que el día menos pensado un pescador lo pesque y le
diga:
“Molinillo,
deja de moler”.
Y
es por eso por lo que el agua del mar, que hasta entonces era dulce
como el agua que bebemos, ahora es salada, muy salada.
Y
el que no quiera creer
esta
historia verdadera,
ojalá
la cabeza
se
le vuelva de cera.
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3 comentarios:
Hará unos 60 años que leí ese cuento tal como lo cuentas. Me has traido grandes recuerdos. Gracias
Gracias por tu comentario, Marcos. No te olvides de pasarte por El maestro cuentacuentos, picando el enlace, para que puedas ponerle el audio a tu nieto.
Salu2.
Me ha hecho mucha ilusión leer este cuento pues mi mujer se lo contaba a nuestros hijos. Ahora voy a por el audio.
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