LA
ROCA DEL CAMINO
Narrador:
Había una vez un rey que
estaba muy preocupado porque quería servir lo mejor posible a su
pueblo. Como él no podía llevar solo el gobierno ideó un
original método para encontrar a los mejores ministros.
Un
día, el rey, con gran esfuerzo, empujó una enorme roca en medio de
un camino. La reina, que le acompañaba y que al igual que él iba
disfrazada para no ser reconocida, le preguntó extrañada.
Reina:
¿Por qué habéis colocado esa enorme piedra en medio del camino?
Los caminantes tendrán que sortearla y los carros no podrán pasar.
Rey:
Mi querida esposa,
necesito un ministro que sea generoso y emprendedor. Para
encontrarlo, he colocado esta roca obstaculizando el paso. He decido
que quien la retire será el elegido.
Narrador:
El rey y la reina se escondieron tras unos arbustos para observar qué
ocurría sin ser vistos. Entonces pasó un rico mercader que muy
indignado dijo en voz alta.
Mercader:
¿Qué hace aquí esta roca impidiendo el paso? ¡Qué escándalo!
Si el rey supiese que yo tenía que pasar por aquí, habría mandado
quitarla. En fin, la sortearé.
Narrador:
El
mercader sorteó la piedra sin más preocupación porque estorbase y
se marchó. Al poco rato llegó una a dama elegantemente vestida.
Dama:
¡Oh...! ¿Y esto?
¡Una roca me impide el paso! Tendré que sortearla y… ¡se me
estropeará la ropa!
Narrador:
La dama también sorteó la roca y se alejó quejándose. Allí
seguía la roca en medio del camino estorbando a todo el que pasaba;
todos se quejaban, pero ninguno hacía nada.
Al
caer la tarde pasó una pareja de ancianos. Él se ayudaba de un
bastón para caminar mientras ella se apoyaba en su brazo.
Anciano:
¡Qué piedra tan grande! ¡Ya casi no tengo fuerzas para moverme!
¡No podremos retirar la piedra nosotros solos!
Anciana:
¡Es verdad, es demasiado pesada para nosotros!
Narrador:
En
ese momento pasó una joven campesina que al ver que intentaban mover
la roca les dijo:
Campesina:
Buenos días señores. ¿Les ocurre algo?
Anciano:
Esta roca nos cierra el paso y no podremos atravesar los matorrales.
Anciana:
¡Tendremos que volver por donde hemos venido! ¡Con lo cansado que
estamos…!
Campesina:
Esperad un momento. Intentaré quitarla para dejar el camino libre.
¿Por favor, me deja su bastón?
Anciano:
¿Para qué lo necesitas?
Campesina:
Para usarlo como palanca
y así poder mover la roca.
Anciano:
Eres una chica lista y generosa.
Campesina:
¡Uf, qué pesada es!
¡Uhmmm! ¡Ea, ya pueden pasar!
Narrador:
En
ese momento, salió el rey de los matorrales y acercándose a la
campesina le dijo:
Rey:
Buena mujer, quiero que sepas que soy el rey y eres la única que ha
pensado en los demás y ha retirado el obstáculo del camino. Por
ello quiero que vengas conmigo a palacio y seas mi ministra.
Narrador:
Y así, mediante pruebas como esta, el rey y la reina fueron
encontrando ministros capaces para el mejor gobierno de su reino,
gentes que siempre pensaban en los demás.
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