Chimpiribipubín
(Luis Alberto Molina)
Chimpiribipubín, es un conejo, siempre anda a los saltitos, yo lo veo desde lejos. Chimpiribipubín, tiene largas orejas, las que siempre se les doblan, pero el nunca se queja. Chimpiribipubín, come zanahorias, y mientras las mastica, Le gusta contar historias. Cuenta que esa tarde, cuando la siesta dormía, sintió algo muy extraño. ¿Qué afuera sucedía? Salió presuroso por saber qué allí pasaba
Vio gente reunida que muy atentos escuchaban, a un loro muy elegante que desde arriba les hablaba. Este loro parlanchín, hijo de un loro mayor, quería ser el alcalde, y el mismo se eligió
Un petirrojo le dijo; tu no sabes gobernar, seguro que si viene el zorro muy pronto te escaparás Un lechuzón gordo y viejo lo miraba fijamente, sacudiendo su cabeza mientras limpiaba sus lentes. El hornero comentó; cómo puede este individuo, querer arreglar el bosque miren lo que es su casa, que no tiene ni revoque.
¡Viene el hombre!, ¡viene el hombre! Alguien por allí gritó, y el loro fue el primero que a esconderse corrió.
Era una falsa alarma, que a un bromista se le ocurrió. Cuando todos regresaron, según cuenta este conejo, otro loro recién llegado algo extraño comentó. Los que iban llegando se sumaron a la conversación. Era tal el alboroto, de tantos loros reunidos, que nadie nada entendía. El futuro alcalde no se entendía con sus pares, y los demás animales aburridos en exceso, se fueron alejando dejando sólo al candidato, que también se retiró. Chimpiribipubín el conejo, a su cama regresó. Contento porque en el bosque, hoy la calma renació.
Chimpiribipubín, es un conejo, siempre anda a los saltitos, yo lo veo desde lejos. Chimpiribipubín, tiene largas orejas, las que siempre se les doblan, pero el nunca se queja. Chimpiribipubín, come zanahorias, y mientras las mastica, Le gusta contar historias. Cuenta que esa tarde, cuando la siesta dormía, sintió algo muy extraño. ¿Qué afuera sucedía? Salió presuroso por saber qué allí pasaba
Vio gente reunida que muy atentos escuchaban, a un loro muy elegante que desde arriba les hablaba. Este loro parlanchín, hijo de un loro mayor, quería ser el alcalde, y el mismo se eligió
Un petirrojo le dijo; tu no sabes gobernar, seguro que si viene el zorro muy pronto te escaparás Un lechuzón gordo y viejo lo miraba fijamente, sacudiendo su cabeza mientras limpiaba sus lentes. El hornero comentó; cómo puede este individuo, querer arreglar el bosque miren lo que es su casa, que no tiene ni revoque.
¡Viene el hombre!, ¡viene el hombre! Alguien por allí gritó, y el loro fue el primero que a esconderse corrió.
Era una falsa alarma, que a un bromista se le ocurrió. Cuando todos regresaron, según cuenta este conejo, otro loro recién llegado algo extraño comentó. Los que iban llegando se sumaron a la conversación. Era tal el alboroto, de tantos loros reunidos, que nadie nada entendía. El futuro alcalde no se entendía con sus pares, y los demás animales aburridos en exceso, se fueron alejando dejando sólo al candidato, que también se retiró. Chimpiribipubín el conejo, a su cama regresó. Contento porque en el bosque, hoy la calma renació.
El audio de este cuento lo tiene, aquí.
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