viernes, 9 de enero de 2015

Molestón Verruga y la fiesta de cumpleaños.


 
 
Molestón Verruga y la fiesta de cumpleaños.

(Pilar Valdés) 
 
Narradora: Había una vez un lugar tan cercano y tan lejano, tan grande y tan pequeño, que el que lo conoció no se acordaba de él y el que no lo conocía, no sabía que existía.
Ocurría algo muy singular en aquel lugar. Cuando alguien llegaba, el lugar se agrandaba. Y cuando se marchaba, entonces menguaba. Parecía un globo que se inflaaaba, y se desinflaba. Se inflaaaba y se desinflaba. Pero eso, a sus habitantes, no les importaba.
Siempre estaban muy contentos porque allí, todos vivían del cuento. Pero un día todo cambió, cuando Molestón Verruga llegó.

Molestón: Eeeeeeeeeeeeeh! ¡Soy Molestón Verruga que nunca, nunca guardo la compostura!
Narradora: Con su figura muy crecida, al igual que su barriga, a toda la gente que pasaba por allí, Molestón señalaba con el dedo, la punta de su nariz, y decía:
Molestón: ¡Veis, veis la punta de mi nariz! Tengo una verruga del tamaño de una oruga. Dicen que me hace horroroso. Pero yo de ella me siento ¡muy orgulloso!
Narradora: Era un cascarrabias y un mal educado. ¡Se tiraba enormes pedos con el que estaba a su lado! Y sus eructos eran tan exagerados, que hasta las casas ¡las había derribado! Cuando dormía, sus ronquidos eran tan grandes ¡que espantaban hasta los elefantes! Y… de ese modo la gente se fue marchando y los trenes se fueron pitando. Y las aves emigraron y las flores se marchitaron. La borrasca se alejó y el viento ya no sopló. Se fueron los malos y buenos olores. Y la música se fue a otra parte. No había nada ni nadie, por no haber, no había ni tiempo y ni por un momento, Molestón Verruga nunca pudo imaginar, que viviría solo en un “cuarto y mitad”. Así que muy descontento le hablaba así, a su amigo el aburrimiento.
Molestón: ¡Vaya! Todo el mundo se ha quitado de en medio. Por quitarse, se me ha quitado hasta el sueño. ¡Jolín que tostón! ¿A quién le doy yo ahora un pisotón? Esto es tan pequeño, tan pequeño, que no puedo pisar las plantas, ni gritar a mis anchas. Ni romper cristales con la pelota. Ni ver como lloran con mis chistes de pasota. Y ahora, ¿a quién asusto con mis gritos, para que se les quite el hipo?
Narradora: Molestón Verruga se sentía tan desolado, que hasta su barriga se había desinflado.
Molestón: Nadie escuchará mis mentirijillas. Ni a los niños, podré hacerles cosquillas. Ni ponerles zancadillas. ¡Qué hambre tengo! Estoy tan triste. No hay nada de comer. ¡Ni siquiera alpiste!
Narradora: De repente todo se oscureció, quedando solo Molestón con su verruga del tamaño de una oruga.
Molestón: ¡Anda! ¡Hasta la luz se ha ido! ¡Vaya coraje chiquillo!
Narradora: Por sorpresa, una pequeña luz apareció y sutilmente, en su verruga se posó. Y mientras él lo miraba bizco, esto fue lo que la luz le dijo:
Hada: ¡Hola! Soy el Hada Elena. Te invito a mi fiesta de cumpleaños. Si quieres venir, tendrás que compartir. Ser educado y entregar muchos regalos.
Narradora: Con su voz cantarina se marchó el Hada Madrina. Y nervioso y a oscuras decía Molestón Verruga:
Molestón: ¡Qué bien! ¡Qué bien! ¡Qué guapo! ¡Ya no voy a decir tacos! ¡Quiero ir a la fiesta de Elena! ¡Allí me pondré la barriga llena! Hoy sí que voy a darme un baño. ¡Porque voy a un cumpleaños!
Narradora: Hasta que… cayó en la cuenta. No veía nada, iba a tientas.
Molestón: ¿Y cómo iré a la fiesta, si no se dónde es y no veo ni un pijo?
Hada: Adivinando este acertijo
Narradora: Sonó la voz cantarina del Hada Madrina.
Hada: ¿Estas preparado?
Molestón:¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
Narradora: Decía Molestón impaciente, como si le hablara a mucha gente.
Hada: ¿Sabrías decirme qué es tan pequeño como una oruga que se ve de día, pero no se ve a oscuras?
Narradora: Molestón se quedó pensando, mientras su barriga se iba inflando.
Molestón:¡Es! ¡Es una mosca muy peluda y muy tosca!
Hada: No.
Narradora: Contestó Elena.
Molestón: Entonces es una mariquita, muy simpática y muy chiquitita.
Hada: No.
Molestón: ¡Ya lo sé! ¡Una abeja, volando por una teja!
Hada: No.
Narradora: Y de pronto, tocándose la nariz, se dio cuenta, que la llevaba puesta, que tenía la respuesta.
Molestón: ¡¡Claro, es mi verruga!!
Narradora: Gritó con alegría y soltura.
Hada: ¡Muy bien!
Narradora: Exclamó Elena. Inmediatamente, la luz volvió y una caja grandota apareció.
Molestón: Anda, una caja! ¿Qué habrá dentro? ¡Que maja!
Narradora: Decía Molestón nervioso, yendo de un lado a otro, como si fuera un potro. Por fin, muy lentamente abrió la caja y en ella encontró….
Molestón: ¡Un sobre!
Narradora: Y muy despacio y con sigilo, comenzó a leer sin perder el hilo.
Molestón: “Son regalos para los niños, para que los entregues con muchísimo cariño.”
Narradora: De pronto, Molestón, se vio de niños rodeado, repartiendo los regalos.
Y así fue, como la gente volvió otra vez. Y volvió el calor y la sonrisa, los abrazos y la brisa. Y los payasos y los sabores y multitud de colores. Y las canciones y…..colorín, colorá, este cuento no ha hecho más que empezar.


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